Foto: tomada de Radio Rebelde
¡Qué calor! deviene frase archimencionada en varios escenarios, sobre todo porque extrañamos los airecitos del efímero invierno cubano y lamentamos la imposibilidad de contar con una piscina en el hogar. ¡Qué placer una piscina, pero cómo pensarlo si existen comunidades donde unos cubos de agua son oro!
¡Qué calor! deviene frase archimencionada en varios escenarios, sobre todo porque extrañamos los airecitos del efímero invierno cubano y lamentamos la imposibilidad de contar con una piscina en el hogar. ¡Qué placer una piscina, pero cómo pensarlo si existen comunidades donde unos cubos de agua son oro!
Corren las gotas de sudor
mientras enfrentamos algunos desaires frente a la televisión cubana, o cuando
mami hace magia en la cocina o en los trajines hogareños, cotidianos, rutinarios,
cansones… y más extenuantes cuando el calor azota una y otra vez, y con su
presencia llama a la fatiga, el disgusto…