Aunque algunos cubanos prefieran vivir como
postales: emperifollados, sin casa… la mayoría graba en la psiquis la misma
preocupación, la misma matraquilla diaria que, en la mayoría de los casos,
suele mutar en pesadilla: ¡LA COMIDA!
Entonces, los trajines de estos
individuos para llenar el plato —que no significa degustar lo deseado—
activaron una especie de alarma entre los alimentos, quienes decidieron
convocar a una reunión extraordinaria con vistas a analizar, cuestionar y
encarar tales problemas con postura crítica y autocrítica, como lo exigen los
tiempos actuales.
Antes de comenzar el encuentro ya surgió el
primer inconveniente. El recibimiento a las delegaciones le correspondía a una
de las viandas. Por votación unánime decidieron que, teniendo en cuenta el
gusto de los comensales, la papa debía fungir como anfitriona en la recepción.
Mas, el tubérculo no pudo asistir porque de un tiempo a la fecha afronta
dificultades serias, al punto de que cada vez son menos en dicha familia.
Con aires de superioridad —y sin razón alguna
para tal postura— llegaron el picadillo curado, la mortadella de pollo, el
queso Atlántico, el paquete de cinco croquetas de 0.60 CUC y otros que han
empezado a “creerse cosas” desde que los vistieron con un precio astronómico
sin ni siquiera merecerlo.
La reunión estaba a cargo de la carne de
cerdo, porque es la más común, aunque dañina, y anda de boca en boca, también
por el mismo tejemaneje de los precios. Ya todos estaban allí a la hora pactada
y la susodicha se “incorporó” tarde. Entonces, empezó el cónclave.
El orden del día incluyó varios puntos. El
primero: conocer algunos criterios de los humanos y así tomarle el pulso al
estado de opinión: “En esta casa casi todo el dinero se va en comida, y al
final tampoco comemos nada del otro mundo”. “Mi sueño es ir por las tiendas con
una de esas carretillas y llenarla de comida: latas, paquetes de carne,
confituras, aceites, bolsas de leche… así como hacen los extranjeros y algunos
cubanos”. “Hay lujos que no puedo darme como ir a una paladar y pedir algo
exótico”, “Ya no sé qué hacer para garantizar el plato fuerte…”, dicen algunos
asalariados.
Tal muestra del pensamiento popular devino
pie forzado perfecto para el segundo punto del encuentro que llegó a modo de
interrogante: ¿realmente constituye el picadillo de soya un plato fuerte? Este
tópico se agotó rápido, pues en la sala primó el silencio y algún cuchicheo, no
más.
Ahora bien, al hablar de plato fuerte todos
miraron al huevo, quien además de su piel blanca, también lucía un pulóver del
mismo tono con una cruz roja al estilo salvavidas. Él conoce que ante cualquier
aprieto —bastante frecuentes— debe entrar en acción. Mas, últimamente no anda
solo, lo acompañan las salchichas o perros calientes, reconocidos como comida
chatarra, pero comida al fin.
Al dedicar un chance al intercambio de
experiencias, los jugos de cajitas y/o cajas, hablaron sobre su contrato con
Salud Pública, toda vez que la mayoría de las veces son adquiridos cuando hay
algún enfermo, ¡y es lógico! pues no es fácil abonar casi un CUC, o los 25
pesos equivalentes en Moneda Nacional, por una magra cantidad del néctar.
De
esta manera, cuando el humano enfrenta el fenómeno de las compotas, mermeladas
y otros dulces de frutas— tentadores y caros—,
se pone a pensar en los sobrecumplimientos y bienaventuranzas de la
producción frutícola. “Es preciso revisar el asunto y dar las soluciones
correspondientes”, expuso el maíz desde la cúspide de su planta.
El ambiente suele caldearse al llegar el pan,
y con palabra de piedra —será por semejanza a su forma y contenido— esbozó el
creciente divorcio con el aceite, mientras sugiere rastrear cierta harina que
se le escabulle y termina convertida en pizza. Por su parte, la leche, que trajo
al agua consigo, narra las peripecias de su recorrido desde la vaca hasta los
consumidores.
Ante la recurrencia de uno y otro
contratiempo, las carnes tienden a bajar la cabeza porque se reconocen entre
las principales culpables. Sucede que las producciones del país aún no alcanzan
para darles mayor presencia y frecuencia en las neveras.
Aun cuando el bloqueo norteamericano lacere
el desarrollo de la Isla, en la reunión quedó claro que la política de Cuba
prioriza el tema de la alimentación, definido como cuestión de seguridad
nacional. Mas, solo con vivir estos encuentros, es fácil percibir la ausencia
de cambios sólidos a disposición del pueblo.
Quizás, algunos responsables estén
más pendientes de números y cumplimientos, que de la imprescindible cercanía
entre la comida y los trabajadores asalariados. No podemos adoptar la postura
de la gelatina, quien aparenta ir de un lado a otro, pero en el fondo mantiene
una posición neutral.
La reunión finaliza con la entrega de
reconocimientos al huevo y el perro caliente. Para la carne, la misión de
contribuir más a la alimentación de los humanos y el tomate debió comprometerse
a aparecer con menores precios, con un llamado extensivo para su primo el puré.
Los presentes acordaron no reunirse otra vez hasta tener resueltos los
problemas. Esperemos que el tiempo no se estire demasiado.
Muy bueno tu comentario, ¡si la comida hablara...! El punto es ese, cómo resolver el problema de la alimentación sin morir en el intento.
ResponderEliminarmuy bueno !
ResponderEliminarTodavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, mi nombre es Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otra, todavía busqué un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128
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