Al decir del investigador es vital saltar la brecha tecnológica. |
Por: Zulariam Pérez Martí, periodista de Cienfuegos.
Clandestinamente
llegó el Dr. C Juan Triana a la casa de no pocos cubanos. Sentó a la ama de
casa, al intelectual, al bodeguero, al cuentapropista… y les dijo por qué sus
frijoles valen tanto, por qué el jugo de guayaba en Trinidad y Tobago viene de
Malasia, por qué no hace falta más hombres en la Agricultura, por qué
cuesta movernos hacia el desarrollo.
Vino de memoria
flash en memoria flash. La gente quería saber los porqués de una realidad no
tan lejana, de una realidad que inquieta a los más pacientes. Entonces el
profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana,
de la Universidad
de la Habana,
les habló de frente y les advirtió que lo importante ahora no es sacar el
conejo del sombrero, sino evitar, que el conejo pueda escaparse literalmente
Leonardo Padura dijo hace poco: “necesito a Cuba para escribir”. Le
pregunto: ¿existiría Triana como profesional de la economía sin Cuba?
“No. He dedicado
toda la vida al desarrollo y a Cuba. Realmente lo que sé de economía lo
alimento desde aquí. Me pasa lo mismo que a Padura, porque no podría existir
como economista sin mi país, acá encuentro el mayor estímulo para investigar
desde mi campo”.
¿Existe alguna economía -o sistema- capaz de
garantizarle al hombre una vida digna desde su laboriosidad?
“No creo que sea un
problema de sistema. Existen países capitalistas que le han garantizado una
vida digna a la mayoría de sus ciudadanos, como son los nórdicos y algunos
asiáticos..., pero tiene que ver con los gobiernos, con los países, con la
identificación y devoción de esos gobiernos.
“Hoy tenemos en
América Latina naciones en las cuales se hacen proyectos interesantísimos.
Ecuador, por ejemplo, ha desarrollado la revolución ciudadana y ha hecho un
grupo de cosas para dignificar al ecuatoriano sin dejar de ser capitalista. Por
lo tanto existe en ambos lados, depende de la vocación que tengan los gobiernos
por su pueblo”.
La teoría marxista-materialista le otorga
importancia vital a la economía, sin embargo, en Cuba tratamos de garantizar
transformaciones sociales sin desarrollarla. ¿Cuál es el camino correcto?
“Discrepo. En Cuba
transformamos muchas cosas de la sociedad y logramos la maravilla de mejorarles
la vida a no pocos ciudadanos, gracias a que –aunque no teníamos una economía
propia- contábamos con la ayuda tremenda y desinteresada de la antigua URSS.
“Hoy nos cuesta más
trabajo sostener lo alcanzado porque no tenemos una economía capaz de
soportarlo. En realidad tuvimos otra economía externa que nos apoyaba… y un
gobierno que la usó para mejorar nuestras vidas.
“A finales de la
década del 90 Cuba presentaba indicadores de salud y educación de países
desarrollados, mas no teníamos un sistema productivo que lo sustentara. Y
éramos en términos económicos más dependientes del azúcar que en 1959.
“Paradójicamente los
países que lograron modelos de desarrollo exitosos lo han hecho desde vías
capitalistas. Esa es una realidad de la cual debemos aprender…nos toca innovar
sin dañar lo logrado hasta aquí”.
La centralización a ultranza que sufrió Cuba tiene como justificación
de mayor peso el combatir la corrupción y la burocracia. ¿Qué es peor en
términos económicos?
“La centralización
es una herencia cultural que vino desde España y se reforzó con la URSS a partir de cómo
hacíamos las cosas. Nos cuesta trabajo desaprender de la centralización, aunque
tiene determinada lógica en un país socialista, el cual debe manejar algunos
resortes de manera centralizada.
“Durante muchos años
el 90 y hasta el 95 por ciento de nuestra economía estaba en manos del Estado,
hoy eso no es sustentable. El tema no se reduce a tamaño, o sea 70, 80, 90…,
sino que detrás de ello existen conceptos, teorías, las cuales dicen que el
Estado no puede –o debe- tener una presencia tan amplia y permanente en
determinados resortes de nuestra economía.
“No tiene
justificación su uso de manera ultranza, tampoco aquella que sacrifica los
intereses locales o grupales, y menos, aquella que obstruye la creatividad, la
eficiencia y la productividad.
“Es una herencia
cultural arraigada y ha sido cómoda para manejar el país en determinado momento
histórico, pero hoy da más perdidas que ganancias”.
Cienfuegos es una de las ciudades importantes
económicamente de la
Isla. Atendiendo a la disponibilidad de recursos humanos y
materiales, cómo nos podríamos insertar en esa transformación hacia el
desarrollo.
“Aquí existe una
tradición histórica y una localización privilegiada al centro-sur de Cuba. Es
la cara principal, a mi juicio, hacia el Caribe.
“Tiene cultura de
producción como otras no la tienen, además de una combinación perfecta
(agricultura-mar), y bellezas naturales de poca explotación. Poseen ventajas
indiscutibles.
“Ya estamos
coordinando con la
Universidad de Cienfuegos crear un grupo para estudiar los
problemas del desarrollo acá y por allí trabajar”.
Según economistas del patio al estudiar
otros contextos latinos, sobre todo, los pequeños agricultores y medianos se desviven porque el
Estado les compre, acá se hacen reuniones para comprometerlos. ¿Por qué pasa
este fenómeno?
“Estamos en Cuba.
Lamentablemente para los productores cubanos es más lucrativo el mercado que el
Estado, tiene al mercado en su puño. No enfrentan la competencia de otros
agricultores internacionales. Además los precios que les ofrece el Estado no
son suficientemente buenos para los costos que tienen los agricultores.
“Sin embargo, no
podemos generalizar porque a los tabaqueros o los de la caña les interesa.
“Un productor de
pasta de guayaba en Cuba a penas gana 500 CUP y una tonelada se vende en el
extranjero a 2 mil 500 dólares, la diferencia es total. Y una caja de guayaba
en el mercado vale 200 pesos, así que imagina cuántas hacen falta para producir
una tonelada de pasta, por tanto, se pierde mucho dinero”.
¿Por qué se teme a la entrada de
capital extranjero en Cuba?
“Hemos tenido la costumbre de ver más las amenazas que las
oportunidades. Son prejuicios, pues no hemos sido suficiente buenos para
explicar las ventajas de la inversión extranjera.
“Además hemos estado
cerrados a experiencias nuevas y eso impacta en nuestra posición”.
¿Hacia dónde conducen los lineamientos de la nueva política del Estado
y la Revolución?
“Hacia una sociedad
socialista sustentable y próspera”.
¿Cómo ve la economía desde la esquina de su casa?
“Complicadísima. No
logro ver esa prosperidad. Tengo graves problemas con la comunicación, el
transporte no es lo suficientemente bueno, tengo escaso o casi nulo acceso a
internet, veo vecinos viejos que no ganan lo suficiente como llevar una vida
digna. Y duele…, pero también tengo compensaciones cuando miro la hilera de
niños que cantan en la escuela”.
¿Por qué no darse por vencido si su esquina
permanece igual después de llevar 25 años investigando, diciéndolo en lugares
donde hay decisores, proponiendo estrategias…?
“Soy de la
generación de Silvio Rodríguez, que voy morir como viví… amo a mi país, y no
creo que estemos en el tiempo de darnos por vencidos”.
No lo dudamos. Por
eso, viajan tus notas y conferencias en las memorias flash y sientas a la ama
de casa, al cuentapropista, al bodeguero… y apareces como La insoportable potestad de un economista que no es una película
propiamente dicha, pero tiene sus protagonistas.
Al cubano le importa
los porqués y eso es síntoma de que no se da por vencido, de que quiere oír
sobre sus padecimientos, pues sabe que, como diría José Martí, en la naturaleza
humana hay que ser próspero para ser bueno.
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