El fútbol es uno de los deportes de mayor aceptación en la montaña. |
Llegamos a Cuatro Vientos. El lugar parece
hecho a mano y no hay nadie cabizbajo por vivir tan lejos del centro del
pueblo, mucho menos los niños ¡Qué manera de haber niños correteando! Jugando
voleibol, fútbol, baloncesto… ¡Y jugaban bien! Todo, o casi todo, estaba nuevo,
o al menos bien cuidado: balones, pelotas, porterías, guantes de boxeo…
Lo
rústico no parecía rústico y tanto jolgorio no simulaba un montaje, era más
bien espontáneo. Aunque algunos detalles debieron pulirse para la visita, la
vida deportiva en allá arriba debe ser similar a aquel panorama, quizás
idéntica.
Particularmente para los que aún no cumplen
12 años, organizan los Juegos de Montaña, en donde los infantes incursionan en
béisbol, voleibol, baloncesto, fútbol, kárate, judo, atletismo, ajedrez, boxeo
y otros. Y de tales competencias nacen algunos talentos que llegar a los
centros de alto rendimiento.
“Esta es una herramienta para los
comisionados provinciales con el fin de captar a los muchachos de mejores
perspectivas, pues tenemos un buen potencial, por sus habilidades,
somatotipo…”, dijo Alexis Ignacio.
Las condiciones facilitan la estancia allí y
el desarrollo de este tipo de eventos, mucho más por sus instalaciones. Y
cuentan que poco a poco las han rescatado del deterioro gracias a la
confluencia del movimiento de activistas y los consejos voluntarios en cada
demarcación.
Por inminente lógica, son irregulares los
terrenos para construir los espacios deportivos, pero todo se ajusta, todo se
arregla cuando el hombre insiste, hurga en el baúl hasta encontrar las
alternativas. “Las cosas están bien cuidaditas, le damos mantenimiento a cada
rato. Por eso gozamos de tanta aceptación”.
Y en los rostros está escrita la
complacencia. Hierven los conocimientos sobre el deporte cubano y el de
“afuera”; pervive la rivalidad entre el Barca y el Real Madrid, entre Messi y
Cristiano, entre Cuba y Kazajstán en el boxeo; también lamentan la enfermedad
de los elefantes.
Según Alexis, hoy cubren la fuerza técnica de
las 14 escuelas de la serranía, aunque precisan enfatizar en la preparación
metodológica. A veces las propias características del lugar conllevan a ajustar
los procedimientos, porque en varias ocasiones trabajan en multígrados y han de
rotar por varios centros. “Es más difícil que en el llano”.
Al preguntarle a mi tocayo sobre algún
profesor destacado, dijo: “aquel que está jugando fútbol; está propuesto para Vanguardia
Nacional”.
- Buenas, disculpe que lo interrumpa, ¿puede
atendernos un momento?
- Sí, enseguida
En instantes Yoel Morffi Gemot nos contó cómo
hicieron cada instalación gracias al aporte de ellos mismos, los niños,
padres…, Por ello las aprovechan al máximo. Se regodea cuando afirma que no
faltan los implementos. “Gozamos de prioridad, por eso debemos cuidarlos”,
aprovecha para confiarnos sus aspiraciones con los infantes: “Aquí hay varios
con tremenda capacidad, fuerza, resistencia; siempre mi principal objetivo es
que lleguen a la EIDE,
puedan representar a la provincia. Hay bastante talento, hace falta que vengan
más seguido a captarlos”.
Mientras hablaba, los alumnos recesaron las
patadas al balón para situarse a su lado… Alguno me haló la mano para hablarle
a la grabadora: “él es como un padre para nosotros…” “A mi me gusta el fútbol,
y le vamos al Barca igual que al profesor”.
Tragó en seco Yoel, y solo alcanzó a decir:
“estos son mis hijos…” Cambié el tema para que los niños no lo vieran llorar y
en jarana les dije: “seguro él los obliga a irle al Barca, a Messi…”
Así
transcurre el tiempo mientras el deporte viaja por los Cuatro Vientos. Cuando
la tarde miraba el reloj con afán de marcharse, cada implemento debía guardarse
y… calabaza, calabaza… mas, quedaba en aquellos terrenos la alegría, la
ingenuidad de esas peleas de boxeo entre diez añeros, la certeza de que en ese
espacio montañoso cada acción parece un óleo. Menos mal que ese día llegamos allí
y no fuimos a parar a Topes como pensaba el fotógrafo.
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