Cuando Betty Gómez Rodríguez comenzó a
estudiar medicina hace más de seis años, no le pasó por la mente que iniciaría
su vida profesional en el macizo de Guamuhaya. “Ni me lo imaginaba, no tenía
idea de la vida en estos contornos…”.
En septiembre llegó al hogar materno de San
Blas, aún con los atuendos de estudiante, el fantasma de la inexperiencia y la
incertidumbre por los desafíos… Seguramente en algún momento dejó escapar
alguna lágrima cómplice de la añoranza. “¡Imagínate!, fue difícil, tengo una
niña chiquita. Pensé que me iban a poner más cerca…”
Luego de tres meses en ese centro, bajó hasta
La Sierrita
a hacer estancia. Mas, aún no había escalado lo suficiente para conocer el Escambray
con sus peligros y encantos…
Ninguna carretera elevada se había atravesado
en su camino. Por eso, cada metro de altura deparaba una nueva aventura. Así le
sucedió hace alrededor de un mes, cuando subió hasta el Sopapo para hacerse
cargo de un consultorio y más de 570 habitantes de esa zona. “Nunca había
subido la Loma
de la Ventana.
¡Es impresionante…!
Allí la encontré mientras recorría la
serranía cienfueguera. La advertí en medio del polvo, las vigas, el cemento…
Pues el espacio donde vivirá durante un tiempo, así como la infraestructura
médica, reciben una reparación capital favorable para su labor y sobre todo a
merced de los pobladores de tales parajes.
Al hablar con ella percibo cuánto extraña a
su familia y los aires citadinos de la
Perla del Sur… Sin embargo, ante cualquier percance, siempre
guarda un “pero” para aclarar cuánto le gusta la vida en la montaña, aunque
deba alejarse de seres queridos. “No me arrepiento, ya clasifica como una
experiencia extraordinaria…”
Ahora crecen las responsabilidades, la
autonomía en las decisiones médicas sale por la misma puerta que las dudas.
Pero es vital dejarla abierta en aras de la determinación. A fin de cuentas
chocar con la vida real dejará algunos moretones producto de lógicas novatadas,
pero solo eso. Nada alarmante ocurrirá cuando los jóvenes galenos ponen el
conocimiento en función de salir ilesos de los imprevistos en la práctica.
“Enfrentarnos solos a una comunidad nos
aporta mucho. Al graduarnos estamos prácticamente en pañales. Ahora no tenemos
a nadie para asesorarnos y entonces todo es más complicado, pues mientras somos
estudiantes contamos con la profesora para corregirnos. No obstante, las
experiencias resultan favorables y así, a cargo de un poblado es como más
aprendemos.
“Trabajar de manera individual exige implementar
lo aprendido y dejarnos llevar por el instinto. Hasta ahora, ¡por suerte!, todo
me ha salido bien. Lo más importante es el bienestar del paciente y creo que
eso lo he logrado”.
Pero el proceder adecuado marcha también en
el vagón de las condiciones óptimas. Por eso la sonrisa de Betty habla a las
claras sobre la satisfacción con la rehabilitación del consultorio. Aunque
ahora viva un poco apretada por las labores constructivas del local, posee la
certeza de una estancia segura y cómoda.
“También nos beneficiamos con el privilegio
de una ambulancia, cuyos servicios representan comodidad y seguridad para los
pacientes y para mí. Si está rota u ocupada pedimos las demandas al SIUM de
Cumanayagua. Además utilizamos las del Naranjo, Cuatro Vientos y San Blas y
ellos se auxilian de la nuestra. Así nos ayudamos de manera mutua para alejar
las dificultades.
“A veces el problema radica en la carencia de
combustible, pero debemos administrarlo bien, porque conocemos cuan caro
resulta para el país. Entonces tenemos que sacar cuentas constantemente para
ahorrarlo. Por lo que ves, acá sabemos de todo, hasta de economía”.
Su nombre debe ser mencionado en las casas de
lugar, cual figura famosa, y es que un médico en sitios tan intrincados deviene
personaje. Quizás no ha tenido mucho tiempo de conocer a fondo a todos los
pacientes, sin embargo, ya domina con claridad los padecimientos más comunes de
la zona.
“Predominan los hipertensos. También abundan los
cólicos nefríticos por las características de las aguas, a pesar de que son de
manantiales los pacientes muestran bastante litiasis renal. Me he encontrado
con frecuencia la bronquiolitis en los lactantes, y la periodicidad de las
crisis de asma se deben al clima variable y frío de acá arriba”.
Afortunados quienes tienen el placer de
disponer de sus servicios, pues a simple vista, brota el carisma de esta joven
para tratar con el prójimo. No recuerdo un momento de la entrevista en que
desapareciera la silueta de su sonrisa, aunque esté lejos del hogar. Y en algún
momento pensé en darle un espacio en el carro donde viajaba, para llevarla a
darle un beso a su niña. Pero no, el deber la espera ahora entre los montañeses
del Sopapo, quienes con su presencia seguramente duermen más tranquilos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario