lunes, 9 de junio de 2014

Si la comida hablara…



  Aunque algunos cubanos prefieran vivir como postales: emperifollados, sin casa… la mayoría graba en la psiquis la misma preocupación, la misma matraquilla diaria que, en la mayoría de los casos, suele mutar en pesadilla: ¡LA COMIDA! 

Entonces, los trajines de estos individuos para llenar el plato —que no significa degustar lo deseado— activaron una especie de alarma entre los alimentos, quienes decidieron convocar a una reunión extraordinaria con vistas a analizar, cuestionar y encarar tales problemas con postura crítica y autocrítica, como lo exigen los tiempos actuales.
  
 Antes de comenzar el encuentro ya surgió el primer inconveniente. El recibimiento a las delegaciones le correspondía a una de las viandas. Por votación unánime decidieron que, teniendo en cuenta el gusto de los comensales, la papa debía fungir como anfitriona en la recepción. Mas, el tubérculo no pudo asistir porque de un tiempo a la fecha afronta dificultades serias, al punto de que cada vez son menos en dicha familia.