martes, 28 de octubre de 2014

El dueño del cinco no tiene cinco



  Desde mi etapa universitaria quise escribir sobre un tema del que estamos permeados cada uno de quienes transitamos —con beneplácitos y
sinsabores— por ese tipo de enseñanza. Ahora saldo mi deuda, sobre todo con aquellos, que sentados en un aula, conducen hacia un futuro a veces demasiado incierto.

 Y sería ilógico imaginar que en el tránsito por esos caminos no sobrevengan contratiempos, pues la propia heterogeneidad tipifica la convivencia en donde también aprenden unos de otros. Mas, como desdicha al fin, no siempre asoma la necesaria y sana retroalimentación, y aunque suene paradójico, en varias ocasiones de quien menos se nutren los alumnos es de los encargados de enseñar.
   

Bloqueo al ocio en Cuba



En los difíciles años 90 para Cuba, el turismo devino tabla salvadora en donde naufragó nuestra economía. Tales garantías sobrevinieron gracias a las estrategias entretejidas al inicio de esa década, fundamentalmente con la creación de las primeras empresas mixtas a merced de ese sector, cuyo paulatino crecimiento permitió, en 1996, sobrepasar la cifra del millón de visitantes foráneos.

De ahí en lo adelante, con alzas y bajas, la industria sin humo, como también se le conoce, ha constituido uno de los cimientos de los ingresos financieros al país y catapulta a la Isla entre los destinos más atractivos del Caribe. Mas, amén de su opulencia y detrás de tantos hoteles, villas, todo incluido… se hilvanan ciertas desventuras derivadas de las implicaciones del Bloqueo Económico, Financiero y Comercial impuesto por Estados Unidos desde hace más de 50 años.