miércoles, 25 de septiembre de 2013

Derrame de petróleo: pedazo de bahía negra


Hace apenas dos días, un recodo de la bahía de Jagua enseñó otra coloración. El negro comenzó a apoderarse de esa esquina de la ensenada justo donde comienza el malecón de la ciudad. Y nada más lejano al color del agua que el propio negro.
   
Sucedió que, por causas aún desconocidas, ocurrió un derrame de fuel oil proveniente de las calderas del Hospital Pediátrico Paquito González Cueto, con lo cual se infieren daños medioambientales como el aumento de hidrocarburos en la ensenada. 

De acuerdo con el Doctor Hugo Almeida Leyva, vice director de la institución médica, “el compañero que trabaja en la caldera notó una disminución inusual mediante las mediciones del tanque de alimentación. Enseguida comienza a revisar otros indicadores y advierte el líquido en las canales y los cubetos donde ha de almacenarse este combustible ante un accidente de tal índole.

“Inmediatamente llegaron todos los carros cisterna y aspiraron los cubetos, los registros de la calle. Entre el momento que supimos la noticia hasta la realización de todas estas acciones paso apenas una hora, gracias a ello los daños pueden ser menores”.

Por su parte, Irenaldo Pérez Cardoso, al frente del grupo de operaciones en el lugar del incidente como parte de la brigada de antiderrames de la refinería de petróleo Camilo Cienfuegos, “lo más importante consiste en evitar la expansión del líquido hacia el resto de la bahía. En ese sentido, desplegamos barreras de contención y mantas oleofílicas, también desplegamos 200 metros de barreras flotantes en este recodo de la rada con el fin de que el derrame no manche los cascos de los barcos”. En tanto, los especialistas de la administración portuaria en la provincia aseguran que no han acaecido daños en las embarcaciones.
  
Reinaldo Antonio Acosta Melián, jefe de la Brigada de Supervisión del CITMA, explica que a partir de este escape, el hidrocarburo ha sido aislado con barreras; no obstante, aunque se recoja el mayor por ciento posible siempre quedará una parte que pudo haberse expandido y alojado en los sedimentos de la bahía; sin embargo, aún es muy pronto para evaluar e informar sobre la influencia directa en la flora y fauna marina.   

Hasta el momento ha disminuido la cantidad de ingreso de dicho líquido a la ensenada, luego de la limpieza con presión de agua en las redes. “Ahora todo este material extraído lo recogemos según las regulaciones medioambientales y los quemamos de manera ecológica”, enfatizó Pérez Cardoso. 

En estos momentos se trabaja en el peritaje en función de la búsqueda de causas concretas, en tanto, tampoco puede conocerse con exactitud la cantidad de petróleo vertido en la Bahía hasta que pueda succionarse todo el fuel oil acumulado.
  
Esta es la tercera ocasión que ocurren problemas con las calderas del pediátrico, aunque nunca de tanta envergadura. El vice director de dicha entidad, refirió que se impone un proceso inversionista en coordinación con el CITMA en función de crear mejores condiciones ante accidentes de tal magnitud.

Como parte de las operaciones relacionadas con la solución de esta problemática, participa el MININT, las Empresas de Comunales y Acueducto y Alcantarillado, el Ministerio de Salud Pública, trabajadores de la Administración Portuaria y de la Refinería, así como autoridades del Gobierno y el Partido en la provincia.

Provocar algún daño en la bahía significa herir a uno de los escenarios predilectos en la Perla del Sur, y lacerar la propia cienfuegueridad de la cual nos regodeamos con frecuencia. Salvaguardar ese entorno marino garantiza la seguridad medioambiental sin soslayar el paisaje como baluarte turístico. Por ello, esperemos que ningún pedazo de la ensenada de Jagua vuelva a ser negro.
       


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