miércoles, 4 de septiembre de 2013

Lo de Pánfilo no es un cuento


 
Pánfilo representa la reencarnación de las dificultades del día a día, de los vaivenes de nuestra existencia con sus desafueros y virtudes. Y a veces da ganas de reír, a veces no…
  
 Lo mejor es que Pánfilo es portador de mensajes valiosos, trae en su ocurrencia dosis de esa información que parece escurrirse por los rincones para, supuestamente, no darse a conocer, y de aquella que camina ante nuestros ojos y circula de boca en boca, de vista en vista, de espacio en espacio…

 Hay que abrir bien las entendederas ante cada incursión de Pánfilo, unas veces fantasioso, casi siempre realista. Constituye pues, el escenario para enterarnos de cuánto acontece en las esquinas con los vagos, los expertos de un mercado llamado negro, de los propios trabajadores con sus logros y ansias, con sus ingenuidades y picardías.

 Encontramos a las amas de casa que cambiaron sus proyecciones de trabajo: no solo lavan, planchan, cocinan o atienden al marido, ahora también se involucran en el mundo del invento, porque hay que vivir, hay que luchar.

 Pánfilo tiene la genialidad de enseñarnos todos, o casi todos los entuertos de la burocracia, esa que mutila cientos de procesos y parece ahogarnos, trabarnos con tanto peloteo, directivas mal interpretadas y ejecutadas. Pánfilo nos invita a trabajar más y reunirnos menos, porque mientras intentamos arreglar el mundo en una reunión, por fuera nos están robando las gallinas, unas con huevos de oro, otras no.

 Pánfilo constantemente nos lleva al pasado para recodarnos tiempos de holgura, y así lo muestra en esa especie de expediente denominado libreta de abastecimiento con fotografía y asistencia espiritual incluida. Siempre defiende la libreta, y lo apoyo, porque quizás ya no den tantos productos, pero al menos organiza, entrega lo mismo para cada núcleo familiar, y así, evita el acaparamiento que en tantos escenarios nos consume, nos aleja de bienes y alimentos de primera necesidad.

 Pánfilo está siempre “arriba de la bola”, como solemos decir cuando estamos actualizados. Habla sobre las cooperativas no agropecuarias y en sentido general, el cuentapropismo con sus ventajas y fisuras. Dedica un tiempo al día de las madres, padres, niños; a la serie nacional de béisbol con sus inclusiones, deserciones y decepciones; a la televisión cubana con sus rasgos entretenidos y/o aburridos.

 Pánfilo sueña, y el propio sueño habla de nuestras aspiraciones, enseña el camino del bienestar, quizás como el gerente y su familia, quizás no tanto…, pero bienestar al fin.       

 Ahí, en la casa y el barrio de Pánfilo aparecen varios personajes como alegoría del tipo de gente que encontramos a diario: el despistado, el pícaro, el oportunista, el que no ha evolucionado con el tiempo y dejó sus pensamientos en décadas anteriores. Entre todos representan un pedazo de la propia sociedad, de las necesidades del cambio en la forma de actuar y de perpetuar otras virtudes que consolidan nuestro sello de cubanos.

 En Pánfilo descuella una alarma para los dirigentes, en aras de modificar sus procedimientos, formas, contenidos; de llamar al sentido común. Pánfilo deja claro, de manera subliminar, que de la propia capacidad de los directivos dependerá el buen funcionamiento de determinada entidad, o viceversa.

 Nos miramos ante Pánfilo cuando habla de los altos precios de la compota, los productos agrícolas, la carne…; la extrema diferencia entre lo expendido en divisas y en moneda nacional, y por supuesto, el salario… ya saben… 

 A lo mejor exagera, solo a veces, mas, en la mayoría de las ocasiones está tan cerca de la realidad que motiva expresiones de admiración: “¡está apretando!, ¡se la comió! ¡Cualquier día lo desaparecen!” ¿Por qué? No es buena idea esfumarlo, para nada, pues perderíamos la oportunidad de vivir del cuento sobre mecanismos torcidos y otras circunstancias que sí nos complacen.

 Pánfilo es optimista, que nadie lo dude… Y quiere arreglar lo mal hecho, mal interpretado. Pánfilo es un hombre y vecino de bien, cubano de pura cepa, ocurrente, soñador, un idealista objetivo como Platón, salvando las enormes distancias. Ojalá todos aprendamos cada día más de este anciano y el espacio que lo rodea, que nos rodea. Ojalá lo podamos seguir disfrutando como espejo de nuestra propia esencia.   
          

1 comentario:

  1. Me gusto mucho esta cronica-comentario sobre el programa televisivo Vivir del Cuento y su protagonista Panfilo. Lo veo en los EEUU a traves de Youtube.

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