viernes, 21 de febrero de 2014

La insoportable potestad de un economista


Al decir del investigador es vital saltar la brecha tecnológica.
Por: Zulariam Pérez Martí, periodista de Cienfuegos.  

Clandestinamente llegó el Dr. C Juan Triana a la casa de no pocos cubanos. Sentó a la ama de casa, al intelectual, al bodeguero, al cuentapropista… y les dijo por qué sus frijoles valen tanto, por qué el jugo de guayaba en Trinidad y Tobago viene de Malasia, por qué no hace falta más hombres en la Agricultura, por qué cuesta movernos hacia el desarrollo.
  
 Vino de memoria flash en memoria flash. La gente quería saber los porqués de una realidad no tan lejana, de una realidad que inquieta a los más pacientes. Entonces el profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de la Habana, les habló de frente y les advirtió que lo importante ahora no es sacar el conejo del sombrero, sino evitar, que el conejo pueda escaparse literalmente

 Leonardo Padura dijo hace poco: “necesito a Cuba para escribir”. Le pregunto: ¿existiría Triana como profesional de la economía sin Cuba?

 “No. He dedicado toda la vida al desarrollo y a Cuba. Realmente lo que sé de economía lo alimento desde aquí. Me pasa lo mismo que a Padura, porque no podría existir como economista sin mi país, acá encuentro el mayor estímulo para investigar desde mi campo”.
  

Construyendo el socialismo no se resuelven automáticamente los problemas de desarrollo. 
¿Existe alguna economía -o sistema- capaz de garantizarle al hombre una vida digna desde su laboriosidad?

  “No creo que sea un problema de sistema. Existen países capitalistas que le han garantizado una vida digna a la mayoría de sus ciudadanos, como son los nórdicos y algunos asiáticos..., pero tiene que ver con los gobiernos, con los países, con la identificación y devoción de esos gobiernos.

  “Hoy tenemos en América Latina naciones en las cuales se hacen proyectos interesantísimos. Ecuador, por ejemplo, ha desarrollado la revolución ciudadana y ha hecho un grupo de cosas para dignificar al ecuatoriano sin dejar de ser capitalista. Por lo tanto existe en ambos lados, depende de la vocación que tengan los gobiernos por su pueblo”.

   La teoría marxista-materialista le otorga importancia vital a la economía, sin embargo, en Cuba tratamos de garantizar transformaciones sociales sin desarrollarla. ¿Cuál es el camino correcto?

  “Discrepo. En Cuba transformamos muchas cosas de la sociedad y logramos la maravilla de mejorarles la vida a no pocos ciudadanos, gracias a que –aunque no teníamos una economía propia- contábamos con la ayuda tremenda y desinteresada de la antigua URSS.

  “Hoy nos cuesta más trabajo sostener lo alcanzado porque no tenemos una economía capaz de soportarlo. En realidad tuvimos otra economía externa que nos apoyaba… y un gobierno que la usó para mejorar nuestras vidas.

  “A finales de la década del 90 Cuba presentaba indicadores de salud y educación de países desarrollados, mas no teníamos un sistema productivo que lo sustentara. Y éramos en términos económicos más dependientes del azúcar que en 1959.

  “Paradójicamente los países que lograron modelos de desarrollo exitosos lo han hecho desde vías capitalistas. Esa es una realidad de la cual debemos aprender…nos toca innovar sin dañar lo logrado hasta aquí”.

 La centralización a ultranza que sufrió Cuba tiene como justificación de mayor peso el combatir la corrupción y la burocracia. ¿Qué es peor en términos económicos?

  “La centralización es una herencia cultural que vino desde España y se reforzó con la URSS a partir de cómo hacíamos las cosas. Nos cuesta trabajo desaprender de la centralización, aunque tiene determinada lógica en un país socialista, el cual debe manejar algunos resortes de manera centralizada.

  “Durante muchos años el 90 y hasta el 95 por ciento de nuestra economía estaba en manos del Estado, hoy eso no es sustentable. El tema no se reduce a tamaño, o sea 70, 80, 90…, sino que detrás de ello existen conceptos, teorías, las cuales dicen que el Estado no puede –o debe- tener una presencia tan amplia y permanente en determinados resortes de nuestra economía.

 “No tiene justificación su uso de manera ultranza, tampoco aquella que sacrifica los intereses locales o grupales, y menos, aquella que obstruye la creatividad, la eficiencia y la productividad.

  “Es una herencia cultural arraigada y ha sido cómoda para manejar el país en determinado momento histórico, pero hoy da más perdidas que ganancias”.

  Cienfuegos es una de las ciudades importantes económicamente de la Isla. Atendiendo a la disponibilidad de recursos humanos y materiales, cómo nos podríamos insertar en esa transformación hacia el desarrollo.

  “Aquí existe una tradición histórica y una localización privilegiada al centro-sur de Cuba. Es la cara principal, a mi juicio, hacia el Caribe.

  “Tiene cultura de producción como otras no la tienen, además de una combinación perfecta (agricultura-mar), y bellezas naturales de poca explotación. Poseen ventajas indiscutibles.

  “Ya estamos coordinando con la Universidad de Cienfuegos crear un grupo para estudiar los problemas del desarrollo acá y por allí trabajar”.

  Según economistas del patio al estudiar otros contextos latinos, sobre todo, los pequeños  agricultores y medianos se desviven porque el Estado les compre, acá se hacen reuniones para comprometerlos. ¿Por qué pasa este fenómeno?

  “Estamos en Cuba. Lamentablemente para los productores cubanos es más lucrativo el mercado que el Estado, tiene al mercado en su puño. No enfrentan la competencia de otros agricultores internacionales. Además los precios que les ofrece el Estado no son suficientemente buenos para los costos que tienen los agricultores.

  “Sin embargo, no podemos generalizar porque a los tabaqueros o los de la caña les interesa.

  “Un productor de pasta de guayaba en Cuba a penas gana 500 CUP y una tonelada se vende en el extranjero a 2 mil 500 dólares, la diferencia es total. Y una caja de guayaba en el mercado vale 200 pesos, así que imagina cuántas hacen falta para producir una tonelada de pasta, por tanto, se pierde mucho dinero”.

  ¿Por  qué se teme a la entrada de capital extranjero en Cuba?  

“Hemos tenido la costumbre de ver más las amenazas que las oportunidades. Son prejuicios, pues no hemos sido suficiente buenos para explicar las ventajas de la inversión extranjera.

  “Además hemos estado cerrados a experiencias nuevas y eso impacta en nuestra posición”.

  ¿Hacia dónde conducen los lineamientos de la nueva política del Estado y la Revolución?

   “Hacia una sociedad socialista sustentable y próspera”.

  ¿Cómo ve la economía desde la esquina de su casa?

   “Complicadísima. No logro ver esa prosperidad. Tengo graves problemas con la comunicación, el transporte no es lo suficientemente bueno, tengo escaso o casi nulo acceso a internet, veo vecinos viejos que no ganan lo suficiente como llevar una vida digna. Y duele…, pero también tengo compensaciones cuando miro la hilera de niños que cantan en la escuela”.

  ¿Por qué no darse por vencido si su esquina permanece igual después de llevar 25 años investigando, diciéndolo en lugares donde hay decisores, proponiendo estrategias…?

   “Soy de la generación de Silvio Rodríguez, que voy morir como viví… amo a mi país, y no creo que estemos en el tiempo de darnos por vencidos”.

  No lo dudamos. Por eso, viajan tus notas y conferencias en las memorias flash y sientas a la ama de casa, al cuentapropista, al bodeguero… y apareces como La insoportable potestad de un economista que no es una película propiamente dicha, pero tiene sus protagonistas.

  Al cubano le importa los porqués y eso es síntoma de que no se da por vencido, de que quiere oír sobre sus padecimientos, pues sabe que, como diría José Martí, en la naturaleza humana hay que ser próspero para ser bueno.

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