martes, 12 de marzo de 2013

¿Eso no es así...?


Ciertas respuestas calan en la gente hasta activar la incomodidad. Muchos prefieren desoír y dejar por incorregibles las explicaciones vacías, llenas de palabras y carentes de acción. Pero otros cavamos, vamos tras las declaraciones que destapen los “por qué” de situaciones engorrosas.

Ante el reclamo y la inminencia de las problemáticas marchan los periodistas en busca de implicados y responsables, pero en  ocasiones chocan con un muro verbal: “No, no…, eso no es así”. Se produce entonces una réplica alejada de las masas, contraria a los criterios de decenas, cientos… de pobladores. Emerge, lamentablemente, una respuesta distante de la realidad.
 
Así lo escuché hace poco en la radio. Un colega interpelaba a una fuente sobre la falta de agua en Pueblo Griffo por más de una semana, y el directivo atrapado en su porfía afirmaba una y otra vez: “eso no es así”. Dichas palabras retumbaban en quienes cargaron cubos y cubos para resolver la desventura, y no es de extrañar que más de un oyente apagara el radiorreceptor, indignado,   malhumorado, ¡con razón!

Otros tantos reporteros tropezamos a diario con evasivas como esas. Aquello que corean a viva voz, a los cuatro vientos, y asalta el pensamiento de la mayoría, NO ES ASÍ para los encargados de las soluciones. Ellos, en lugar de mirar en derredor para advertir las averías y reconocer errores, marchan de frente cual caballo sin freno a escribir réplicas y contradecir, desde una posición de poder, el criterio generalizado.

Los he observado también en la mesa de “A debate”, programa de Perlavisión. Disímiles aquejados llaman para volcar las inquietudes, a veces con hechos y ejemplos concretos, mas, los funcionarios saben cómo escabullirse del estrecho tramo entre la espada y la pared y perseveran: “Eso no es así…”

Tales posiciones defensivas impulsan la propagación de “Lindoros Incapaces”, con las mismas costumbres, rutinas, desmanes… Y no parece muy certero el espejo de “Mí mismo”, cuando las problemáticas caminan como Pedro por su casa, y ellos, los “Lindoros”, insisten: “eso no es así…”

Algunos decisores precisan alejarse del buró, la computadora, los informes, las reuniones… salir con un lazo, cual avezado montero, para atrapar la realidad, que en diversas circunstancias se les va tan lejos… a veces, hasta lo inalcanzable.

En varias entidades urge escudriñar la política de cuadros, pues devienen averiadas, distorsionadas. Sí, distorsionadas, porque, ¿cómo se explica que ciertos trabajadores les pongan a su jefe el cartelito de “Cero por ciento”? Incluso, ajustándolo a términos informáticos, los subordinados describen las propiedades de quien manda, y le otorgan 256 megabytes de memoria RAM y un procesador Celerón (de los más viejos). ¿Se imaginan?, ¿cuántos problemas podrá solucionar con esa capacidad?       

A muchos hasta les causa risa, pero es triste, MUY TRISTE, sobre todo porque, “desde arriba”, lo perciben y se hacen de la vista gorda, o peor aún, confían en el mejoramiento de un humano sin compromiso, sin sentido de pertenencia, incapaz de actuar en concordancia con las necesidades, peticiones e inconformidades del resto del colectivo de trabajo y del pueblo en  general.
  
Ojalá fuera un sueño, suposiciones o exageraciones mías, pero no, por desgracia, ESO SÍ ES ASÍ. Y de la misma manera emergen las dificultades, circulan de boca en boca y a espaldas de los responsables. Ellos, los “Lindoros”, en algunas ocasiones ni siquiera se ponen de acuerdo para decir la verdad, o la mentira.       

Y así, las soluciones concretas suelen perderse en un mar o un mal de palabras. Ocurre cuando los directivos le toman el gusto a la posición de “hombre corcho”, y flotar a pesar de los pesares, los inducen a hacer y deshacer y a rebatir lo irrebatible como muestra fehaciente de la ausencia del sentido común. Por eso, muchos se tornan omnipotentes obstinados e insisten una y otra vez en que “eso no es así…”. Bueno, y si no es así, entonces, ¿cómo es…?               
          


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